SmartPRIVIAL es un recurso educativo en formato App que, a modo de videojuego, tiene como finalidad la información y la concienciación sobre el manejo de la privacidad y la seguridad en Internet y los teléfonos móviles. Dirigido a adolescentes, cobra pleno sentido para personas adultas también y resulta idóneo para compartir en familia.
Este proyecto, lanzado en España con motivo del Safer Internet Day 2015 (los Colegios Diocesanos estuvimos presentes) y desarrollado por PantallasAmigas, cuenta con el apoyo de Red.es (adscrita al Ministerio de Industria, Energía y Turismo) y con la colaboración de Orange, Telefónica, Vodafone y Yoigo.
El 10 de febrero se celebra el Día de Internet Segura para promover un uso responsable de la tecnología on line y los dispositivos móviles especialmente entre los niños y adolescentes. El evento está organizado por el Insafe/INHOPE con el apoyo de la Comisión Europea y tiene como lema “Creemos una Internet mejor juntos”.
Padres, madres, educadores, trabajadores sociales, empresarios o políticos, todos tenemos un importante papel que desempeñar para lograr este fin.
Muy lejos han quedado ya los tiempos en que los usuarios de Linux no teníamos herramientas en cantidad como sucede en Windows y en menor medida en Mac OS X. Hoy podemos disfrutar de un presente que hace muchos años (digamos, a comienzos de este siglo) apenas podíamos soñar, y se trate del tipo de aplicación que se trate tenemos incluso alternativas entre las cuales podemos elegir.
Por ejemplo, tenemos en LinSSID una excelente herramienta para escanear redes wifi en Linux.
Aprender a utilizar las redes sociales, hacer un uso responsable de internet y ser un buen amigo en el mundo online. Ese es el objetivo de “La Gran Decisión de Digipato”, un nuevo libro publicado por Foro Generaciones Interactivas, dirigido a menores de entre cuatro y ocho años de edad.
Se trata de establecer una comunicación clara entre padres e hijos para establecer unas normas de seguridad, de privacidad y de gestión de las redes sociales a las que los niños pueden acceder desde los 14 años de edad.
A estas alturas ya todos habremos oído hablar del modo privado o «incógnito» que ofrecen los navegadores. Aunque Safari lo implementó primero en 2005, no se generalizó hasta que lo implementaron Chrome y después IE y Firefox a finales de 2008/principios de 2009.
Todos sabemos para qué sirve (por ejemplo, para usar tus cuentas en un ordenador ajeno borrando tus pistas), pero, ¿exactamente de qué te protege? ¿Cómo de privado es el modo privado?
Ayer, al actualizar Ubuntu, apareció una advertencia indicando un problema de certificados de seguridad al descargar las listas de los últimos drivers para tarjetas gráficas de Intel.
Y de nuevo en apenas unas horas desde la propia comunidad de usuarios de Ubuntu alguien proporcionó una sencilla solución:
El Parlamento Europeo ha destinado un millón de euros para auditar en materia de seguridad el sotware de código abierto que utiliza las instituciones europeas, como el propio Parlamento o la Comisión Europea, informa el Observatorio del Open Source.
El proyecto consiste en inventariar todo el software libre y los estándares abiertos utilizados por las instituciones de la Unión Europea, incluyendo una revisión sistemática de la seguridad, pero incidiendo de igual forma en las mejores prácticas para la revisión de código y evaluaciones de la calidad del software.
Belén nos recomienda este artículo, dedicado especialmente a todos aquellos que utilizamos a menudo las redes sociales:
«Preservar la privacidad de nuestras publicaciones y los contenidos que compartimos en las redes sociales es una tarea bastante compleja. No olvidemos que cualquier contenido compartido en estas comunidades es expuesto en la red, aunque sea dentro de un círculo limitado de amigos y conocidos, por lo que resulta difícil controlar el alcance y los accesos al mismo….»
Poco a poco, los usuarios nos vamos acostumbrando a pensar en contraseñas más seguras que el mítico 123456, o el nombre de nuestra mascota, pero quizá ni siquiera estos nuevos códigos sean suficiente. Los propios trucos que utilizamos para tratar de ponerles las cosas difíciles a los delincuentes online son los que, paradójicamente, facilitan la tarea de averiguar nuestra contraseña.
La mayor parte de las veces, las contraseñas se filtran desde ataques informáticos a los servicios que las albergan. En eso los usuarios poco podemos hacer aparte de activar la doble verificación. Sin embargo, la página de seguridad State of the Net apunta a varios errores muy comunes. En la práctica, estos errores se traducen en patrones que hacen nuestras contraseñas más obvias de lo que aparentan. Tres de estos patrones son, por ejemplo: