Las batallas por el software libre que vale la pena conocer

En 30 años la Free Software Foundation ha peleado para que el software esté en control del usuario y no de las empresas; en cada logro se obtienen beneficios invaluables, como la garantía de privacidad del usuario.

GNU_30th_landing_page_bannerEn el mundo entero hay software incorporado a los objetos que usamos, desde el automóvil hasta el refrigerador; el uso de este ingenio matemático que se traduce en aplicaciones funcionales para nuestra vida diaria puede estar limitado por empresas. La Free Software Foundation (FSF) lucha para que esto no sea así y haya software libre; esta batalla es inagotable.

Un ejemplo tangible está en los automóviles. A través del software existente en un coche actual, el fabricante podría limitar el acceso a las funciones del mismo y evitar que cualquier persona – el mecánico de preferencia, por ejemplo – haga una reparación, por lo que el cliente tendría que acudir forzosamente a la compañía para resolver un problema.

Gracias al trabajo de organizaciones como la FSF las marcas deben permitir el acceso al software y así dar flexibilidad al propietario del vehículo.

En palabras de Richard Stallman, fundador de la FSF, el software ‘propietario’ es controlado por una empresa, y el software libre es controlado por el usuario.

En pro de la libertad le debemos mucho al software libre

El software libre es el que, una vez obtenido – usualmente se distribuye por internet – se puede utilizar, copiar, modificar, mejorar y mantenerlo en circulación de forma que otras personas puedan realizar el mismo ciclo con él.

“Un caso conocido es el de Volkswagen. La FSF peleó para que el software de los automóviles se pudiera revisar y ganó el caso… Después la agencia ambiental de EEUU decidió que la parte que tenía que ver con las emisiones no podía ser software libre, supuestamente para evitar que la gente hiciera trampa. Recientemente salió a la luz que Volkswagen llevaba años engañando con esto. Si el software hubiera sido libre la gente se hubiera dado cuenta desde mucho antes”, dice el director de tecnología en OPI: Open Intelligence, Adolfo de Unánue.

Además de los autos, el trabajo de la FSF ha permitido en los EU avanzar en el desbloqueo de teléfonos móviles para poder usar el dispositivo con cualquier operador en lugar de que éste venga ‘atado’ a la empresa con la que se compró el producto.

Otra aportación de la FSF envuelve a Apple. A través de la campaña ‘Defective by design’ (defectuoso desde el diseño) – que la FSF usa para combatir la gestión de derechos digitales o DRM – se tuvo un impacto positivo y en 2009 la empresa removió la restricción de la música que se adquiría en iTunes y limitaba el número de dispositivos donde se podía reproducir una canción.

Los DRM son reglas incorporadas a la tecnología que consumimos y que limitan la forma como utilizamos los dispositivos por los que pagamos. Según este sitio de Defective by Design, Apple es uno de los más grandes promotores del uso de DRM, pues sus dispositivos están bloqueados para funcionar únicamente como lo dicta la empresa.

30 años de programar… y litigar

Fundada el 4 de octubre de 1985, la Free Software Foundation es una organización compuesta no sólo por programadores y personas afines al tema informático; aquí intervienen también abogados, quienes coadyuvan a lograr que se modifiquen instrumentos legales que limitan o afectan el uso de software libre.

El sábado 3 de octubre los colaboradores y entusiastas del trabajo de la FSF – organización sin fines de lucro y que se financia casi en su totalidad a través de donaciones – realizaron un festejo en ocho países distintos para celebrar el 30 aniversario de la organización.

En su inicio los miembros de la FSF crearon un sistema operativo llamado GNU como muestra de lo que  se puede hacer con el software libre; en la actualidad el trabajo en programación no es mayor que el que se realiza en las cortes para pelear por los derechos digitales y completar el ideal de que el software “no se puede patentar”, pues es un concepto matemático.

Una de las tareas de la FSF es mantener vigente el ‘copyleft’, que contrario al ‘copyright’ (derechos de reproducción) trata de conservar los derechos para quien crea software pero no restringe a otras personas para retomar dicha creación, mejorarla y redistribuirla. Lo que sí se evita al usar copyleft es que alguien tome el programa, lo haga privado y evite que circule con libertad.

Así, la FSF sigue trabajando para que más personas entiendan la importancia del software abierto. No es una tarea fácil; la mayoría de los usuarios no dejarían Facebook para usar una red social libre y ‘desconocida’, llamada Diaspora, a pesar de que los beneficios en términos de libertad serían muchos: no habría una empresa conociéndote mejor de lo que te conoces tú mismo, para empezar.