A estas alturas no voy a negar las numerosas ventajas que una pizarra digital (PDI) proporciona para el proceso de enseñanza-aprendizaje. Con un buen uso del recurso y una programación de los contenidos exhaustiva y rigurosa hacen que tanto profesores como alumnos/as salgan beneficiados: clases más atractivas y vistosa, participación de los alumnos/as e interacción con tus alumnos y la materia objeto de estudio, uso de nuevas fuentes de recursos educativos…
Desgraciadamente el precio de una PDI es tan elevado que la instalación en todas las aulas ha de hacerse poco a poco. Pero si podemos «jugar» de manera «interactiva» con el resto de la instalación necesaria, como son el proyector, una pantalla blanca y un PC no necesariamente potente conectado a la red ( y ésta con WiFi).