En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Lo que pasó en tiempos de Noé, pasará cuando venga el Hijo del hombre.
Antes del diluvio la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y, cuando menos lo esperaban, llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.
Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
Pasamos a cada apartado.
Señor Jesús ven a mi corazón en este nuevo tiempo de Adviento ayúdame a estar despierto y atento para ser tu amigo de verdad en el momento de ahora sin pensar tanto en lo que pasó ayer ni en lo que pasará mañana porque tú me esperas justo aquí te pido perdón por mis fallos y quiero recibir tu abrazo grande para empezar una vida nueva y limpia enséñame a mirar a mi alrededor para poder ayudar a mi familia y amigos con mucho amor para estar listo cuando tú vuelvas..
Con este domingo comienza no sólo un nuevo año litúrgico, sino también el tiempo de Adviento. Estas semanas de Adviento tienen un doble sentido: son un tiempo de preparación para Navidad y, además, se recuerda la segunda venida de Cristo al final de los tiempos.
En este texto se nos habla de la importancia de estar vigilantes, es decir ser fieles a Dios en el momento presente. Nos atamos al pasado; nos parece importante, porque lo hemos vivido. Pero fue ayer, y hoy ya no tenemos ningún poder sobre él. Nos seduce el futuro, porque en sueños podemos formarlo a nuestro gusto. Pero no existe aún y con nada nos ocupa.
Dios nos espera en el minuto presente.
Y decir Sí a la invitación de Dios, al anuncio de cada instante, equivale para nosotros a estar plenamente presentes.
¿Qué podemos hacer para estar preparados?
Oración final:
Ven, Señor Jesús, en este nuevo Adviento
y acoge mis limitaciones y temores para que renazca a una vida nueva.