abril 25

LA ESTIMULACIÓN DEL LENGUAJE ORAL EN INFANTIL

EL LENGUAJE ORAL

El lenguaje oral es parte de un complejo sistema comunicativo que se desarrolla entre los humanos. Los estudiosos han llamado al desarrollo del lenguaje en el niño/a “desarrollo de la competencia comunicativa”. Este proceso comienza ya desde las primeras semanas de un bebé recién nacido, al mirar rostros, sonrisas y otros gestos y al escuchar las interpretaciones lingüísticas dadas por el adulto.

El primer año de vida resulta crucial en el aprendizaje del lenguaje. A lo largo de este periodo, el bebé afina, gracias a su experiencia creciente, toda una serie de capacidades de base que le permiten interactuar intencionalmente a un nivel preverbal con el adulto.

Generalmente se considera que el/la niño/a empieza a hablar hacia los 12 meses, cuando produce sus primeras palabras. Sin embargo, la comunicación en el sentido más amplio de la palabra, parafraseando a Rondal, J. (2003), empieza mucho antes, ya que desde el mismo momento de su nacimiento el bebé tiene la capacidad de comunicarse, de percibir los estímulos auditivos, de llorar, gemir y por último, producir sonidos que tienen valor de comunicación y que equivalen a manifestaciones de sus deseos, expectativas y sensaciones; pasa, por tanto, de una forma global de expresión y de comunicación (en la que participa todo el cuerpo), a una forma diferenciada que recurre a la actividad vocal, sobre un fondo de expresión y comunicación gestual que implican el inicio de comprensión verbal.

El aprendizaje del lenguaje oral en el niño no se produce de forma aislada sino que existe una relación entre el contenido, la forma y el uso del lenguaje. Cuando el niño aprende el lenguaje necesita conocer a las personas, objetos y eventos, así como las relaciones que se dan entre ellos, ya que para dar cuenta del contenido del lenguaje precisa de aprender a reconocer los diferentes contextos para múltiples propósitos.

En general los especialistas del lenguaje, salvo excepciones, es posible que un niño/a hable bien hacia los tres años de edad. Para que se produzca esta situación han de darse varias condiciones: normalidad de los órganos lingüísticos, tanto receptivo (capacidad auditiva o visual y cortical), como productivos (capacidad de ideación y capacidad articulatoria). También la exposición del niño/a a un contexto socializador y lingüístico adecuado, así como el desarrollo de un entorno comunicativo que suponga un continuo estímulo de los adultos hacia el niño/a generando las respuestas adecuadas.

Dadas estas condiciones, el proceso de desarrollo del lenguaje transcurre por etapas que comienzan por un desarrollo prelingüístico, que requiere de:

· Experiencia que en cierto modo posea un sentido para el niño o la niña.
· Las facultades de atención (capacidad de centrar la información para que resulte más relevante para un determinado objetivo).
· Percepción: (convierte datos captados por los sentidos en representaciones abstractas).
· Memoria: almacena las representaciones mentales de los objetos y sucesos percibidos para un posterior uso.
· Mecanismos internos propios del niño.
· Experiencia interactiva para desarrollarse.   

Además, para que el proceso de adquisición del lenguaje oral se desarrolle adecuadamente, debe haber una buena disponibilidad para la comunicación tanto física como psicológica entre el niño/a y las personas que interactúan con él/ella, por ello el lenguaje que sirve de modelo debe cumplir por lo menos con dos condiciones:

· Debe constar de una amplia gama de frases gramaticales correctas.
· Darse a nivel expresivo, iniciando intercambios conversacionales, y a nivel receptivo, respondiendo adecuadamente a las emisiones hechas por el/la niño/a.

Es importante recordar siempre que el desarrollo del lenguaje en los pequeños puede darse con diferentes ritmos de evolución. No todos empiezan a la misma edad ni coinciden en el momento de finalizar el proceso, pero dentro de esta variedad, hay unos márgenes dentro de los cuales se habla de “normalidad”.

 

  1. EVOLUCIÓN EN EL PROCESO DE ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE

Inicialmente el niño aprende que al producir gestos o sonidos hace que pasen cosas. Más adelante empieza a usar palabras que son también usadas por su familia y finalmente aprenderá a combinar las palabras de acuerdo a las reglas que usa su grupo de lenguaje, es así como adquiere los inicios del sistema de lenguaje de su comunidad.

Todos los niños siguen estas pautas evolutivas en el proceso de adquisición del lenguaje.

A continuación analizaremos la etapa de desarrollo en la que se encuentran nuestros hijos de Educación Infantil:

Etapa de los 3 a 4 años

Durante el 3º y 4º año de vida el lenguaje aun teniendo cierto aire telegráfico crece de forma vertiginosa,

–         El vocabulario pasa de unas cuantas palabras a varios cientos.

–         Las frases se hacen más largas y complicadas.

–         Se incluyen preposiciones en las frases.

–         Aparecen el género y el número en las palabras.

–         Aparecen los artículos.

Durante el tercer año, aunque con diferencias individuales, se adquieren las reglas de sintaxis, es decir se ordenan y se enlazan las palabras para formar oraciones y se unen estas entre sí.

Aparecen las sobrerregulaciones o hiperregulaciones y con ellas surgen errores que en etapas anteriores no cometían. Hacen regulares algunas formas de los verbos que son irregulares.  Seguramente son formas que nunca han oído de labios de los adultos y no lo pueden imitar y ellos mismos recurriendo a ciertas reglas aprendidas las aplican y resultan estas formas que nos resultan graciosas.

Desarrollo del lenguaje después de los cinco años.

Hacía los 4 ó 5 años de edad los niños han adquirido ya los aspectos más importantes del lenguaje, pero su desarrollo continúa durante toda la vida.

Ahora aparecen nuevas experiencias, la escuela, los amigos, la televisión, las lecturas, las lenguas extranjeras… Todos ellos proporcionan gran variedad de conocimientos y nuevos modelos de uso del lenguaje

El dominio de las habilidades básicas de lectura y escritura facilita el acceso a nuevos lenguajes: matemáticos, lógicos…. con los que el lenguaje se hace cada vez más correcto y el vocabulario aumenta  sin cesar.

Los profesores, amigos, radio, televisión, libros, comienzan a ser modelos y a participar de la comunicación.

 Deberíamos concluir reflexionando sobre la necesidad de hablarle y hacerle hablar en cualquier momento o situación y plantearle las  actividades como juegos.

El lenguaje no se desarrolla con un ritmo idéntico en cada individuo, por tanto no podemos establecer un calendario común para todos los niños/as ya que cada uno tiene su propio ritmo.

3. ASPECTOS A TENER EN CUENTA EN LA ESTIMULACIÓN DEL LENGUAJE

* Utilizar constantemente un lenguaje claro y adulto, evitando los diminutivos y el lenguaje infantilizado. Hablarle más despacio que lo habitual, sin romper la entonación y prosodia natural. . Pronunciar claramente las palabras. Marcar o «exagerar» ligeramente la pronunciación de los sonidos, fundamentalmente aquellos que el niño suele decir mal u omitir.

* Utilizar frases sencillas, adaptadas al nivel de producción del niño. Ajustaremos el tamaño y la complejidad de nuestras frases a nivel del niño. Usar frases sencillas nunca supondrá utilizar un lenguaje “infantil» o distorsionado, debemos hablar correctamente. Le hablaremos con frases cortas, procurando referirnos a acontecimientos  presentes.

* Recalcar las palabras o tipo de frases que queremos que el niño aprenda a decir mejor, repitiéndolas a menudo. No se trata de repetirlas exactamente como un disco rayado, sino de un modo natural, haciendo reformulaciones de un mismo mensaje.  Ej. «Mira el Coche», este Coche es tuyo, me gusta tu Coche,..»

* Respetar el ritmo personal del niño cuando se expresa. No interrumpirle cuando cuenta algo. No anticipar su respuesta aunque tarde en darla.

* Si el niño comete errores en su lenguaje, no reír estas incorrecciones, repetir constantemente la expresión. Se puede utilizar el método de corrección indirecta de las palabras del niño, respondiéndole frecuentemente, repitiendo sus frases, corrigiendo las palabras mal dichas y añadiendo las que no dice, pero siempre después de que él haya acabado de hablar.

* Habituar al niño a que sepa escuchar y que él también sea escuchado.

*Acostumbrar al niño a que mire a los ojos a la persona que habla, acudir cuando se le llama, dejar lo que está haciendo y atender a lo que se le dice, no interrumpir a los demás hasta que no hayan acabad su mensaje. Que sepa escuchar hasta el final.

*   Dedique un tiempo diariamente para “dialogar” con su hijo y no sea excesivamente exigente con sus progresos. Evite transmitir ansiedad al niño por la dificultad de sus avances y acepte de buen grado  cualquier pequeño logro.

*   Acepte con alegría todos los intentos de comunicación que haga su hijo y refuércele con palabras de cariño y amor.

* Si su hijo imita un fonema parecido al que debe adquirir alabe  su esfuerzo y refuerce la producción del niño mediante expresiones más largas en las que aparezca la palabra que incluye el fonema, exagerando (no excesivamente) su producción y repitiéndola varias veces dentro del discurso.

Ejemplo:

  • Niño: “Me gusta ese pero”.
  • Adulto: “ Si, ese PERRO es muy bonito, mira el PERRO es precioso, no me extraña que te guste ese PERRO, a mí también me gusta el PERRO”

* Su hijo adquiere lenguaje viendo cosas, experimentando sensaciones, recibiendo explicaciones y modelos correctos de producciones orales. Estimule todo lo posible el lenguaje oral del niño mediante explicaciones sencillas pero amplias en las que se incluya un vocabulario cada vez más extenso ( siempre adaptado a su edad ), solicite que el niño le explique lo que piensa, siente o ha hecho y hágale disfrutar de los momentos de conversación como unos instantes agradables que comparten en familia.

 Nunca emplee vocabulario complicado ni intente mantener conversaciones superiores a su capacidad.

*   Las cosas deben ser denominadas correctamente. No hable con lenguaje de bebé. No contribuya a retenerlo en un grado de infantilismo afectivo y lingüístico.

*  No debe exigirle un esfuerzo que no sea capaz de realizar. La mayor catástrofe que nos puede ocurrir es que su hijo renuncie a hablar.

*   Su  hijo tiene que crear, debe hacer que se esfuerce y que tenga necesidad de hablar.

*   Los libros de imágenes, historietas contadas con palabras y gestos y las canciones infantiles con ritmo y melodía apropiados enriquecerán su vocabulario para dar a su hablar «tesoro» de la comunicación.

*  Hablarle a menudo. No se trata de bombardearle con un lenguaje excesivo, sino de hablarle de aquello que le interesa y de lo que compartimos con él. Debemos hablarle en aquellas situaciones en las que estamos haciendo o mirando cosas juntos (comiendo, dando un    paseo, etc.); hablarle de sus centros de interés, de lo que nos enseña o comenta; hablarle de lo que estamos  haciendo – «aquí y ahora»- en los momentos en que está con nosotros atento a lo que hacemos (por ej. al fregar los platos)…

  POTENCIAR O FAVORECER LOS INTERCAMBIOS COMUNICATIVOS CON  EL NIÑO:

 * Atender y escuchar todos los intentos comunicativos del niño, todos sus enunciados.

 * Adoptar una actitud positiva frente al niño, hacerle ver que nos interesa lo que nos dice y mostrarle nuestro contento por sus intentos de hablar mejor y/o de contarnos cosas.

* Tener todos los días, un tiempo destinado a hablar  directa y exclusivamente con el niño. Debe ser un  periodo o varios periodos cortos donde estemos con el niño solos, sin ruidos ambientales cercanos (tele apagada, habitación no compartida con otras  personas, etc.). Según la edad del niño dedicaremos estos periodos a un tipo u otro de actividades (ver más adelante actividades propuestas).

* Al escuchar y atender lo que dice el niño, usaremos una técnica que favorece que el niño aprenda a hablar  mejor, se trata de la técnica de expansión, ya comentada anteriormente. Ante una emisión del niño, el adulto le responde haciendo un comentario que «repite» el enunciado del niño mejorándolo o ampliándolo. A modo de comentario natural, el adulto reformula lo que el niño ha dicho  ampliando su frase o formulándola en términos más «adultos» o más  complejos sintácticamente.  Ejemplo:

Niño: «Papá ido»       Adulto: «sí, papá se ha ido»

          Niño: «Papá se ha ido» Adulto: «Papá se ha ido a trabajar» o  «Papá se ha ido en el coche».

  *  Evitar, sobre todo en los primeras fases del desarrollo del lenguaje, la corrección directa («así no se  dice», «lo dices mal», etc.). Utilizar estrategias que favorecen la autocorrección por parte del niño. Se trata de que el niño corrija el solo sus enunciados o palabras mal dichas, dándose cuenta de la necesidad de decirlo mejor para ser entendido. Al principio, sobre todo, no tratar de corregir más de una cosa a la vez dentro de un mismo enunciado.

  Estrategias que favorecen la autocorrección:

  * Corrección indirecta: el adulto responde a una emisión del niño con un comentario natural que corrige su enunciado. El adulto «devuelve» al niño su emisión pero corregida, de este modo, le da un modelo adecuado. No se le pide nada al niño, pero si éste se autocorrige  o repite lo que el adulto ha dicho se le alaba positivamente («que bien lo has   dicho», «que bien dices pelota»,etc.).

         Niño: «una pota»               Adulto: «una pelota ,si»

         Niño: «yo omo pan»            Adulto: ¿comes pan?            yo como patatas.

  * Peticiones de clarificación o aclaración del mensaje: Se trata de hacer una pregunta o un comentario que indiquen al niño que su emisión no ha sido bien entendida y/o que debe completarla o mejorarla. Estas peticiones deben estar adaptadas al nivel de conocimientos del niño, sólo podrá autocorregir lo que potencialmente puede decir bien   (lo dice bien a veces, lo ha estado trabajando y en las clase lo decía bien, lo corrige por imitación..).

Las peticiones de clarificación  pueden tomar múltiples formas «¿qué?»,»¿cómo?»,»no te he oído, dímelo otra vez»,»¿un pato?» (cuando el niño quiere un plato).

            Niño: «voy a cacha» (casa)          Adulto:»¿a la calle?»          «¿te vas a la calle?»

           Niño: «una ama»          Adulto : «¿qué?          Niño: una cama

  * Preguntas de alternativa forzada: Se trata de  preguntas que ofrecen al niño dos posibilidades de respuesta, una de las cuales es la correcta, por lo que se le da el modelo correcto de emisión que queremos conseguir.

            Niño: «pinta un toche»                 Adulto: «¿pinto un techo o un Coche?»

           Niño: «el niño come ea cuchara»  Adulto: «¿come una cuchara o come con la  cuchara?»

    * Proponernos objetivos concretos todas las semanas o quincenalmente. Aunque la mayoría de los puntos señalados  anteriormente están pensados para  estimular el lenguaje de una forma global y natural, es conveniente que nos propongamos periódicamente  objetivos concretos en los que trabajar de una forma  más sistemática en situaciones de juego o en tareas de aprendizaje.

Las técnicas  correctoras directivas o  estructuradas  más  utilizadas serán:

* Imitación o Modelado: Se trata de darle al niño un modelo a imitar. Normalmente se usa insertado en una situación de interés para el niño.

Por ejemplo: Se juega a esconder objetos cuyo nombre comienza por el fonema o sonido que estamos trabajando, se «llama» a los  objetos    mientras se buscan de modo que el  niño  nos imite.                    

Adulto: «pato, ven»                «Ayúdame» o «llámale tu», “pato»

  En la imitación debemos exagerar la articulación del sonido o emisión que queremos conseguir.

Otra idea que puede servirnos es asociar ese sonido o ese objetivo a un gesto manual que lo apoye, por ejemplo asociar el sonido «Pa» (que el niño imite) a un gesto con la mano en forma de pico.

Las actividades elegidas para usar la imitación deben permitir que el niño realice varios ensayos recurrentes de ese aprendizaje, es decir, que repita y/o ensaye varias veces esa palabra o palabras objetivo.

             .Preguntas directas («¿qué es esto?»,»¿qué hace?», etc.) y Preguntas de alternativa forzada (ver punto anterior).

  1. ACTIVIDADES Y JUEGOS

1º. Esquema corporal….

    Cuando el niño está jugando con algún muñeco, podemos nombrarle cada parte del cuerpo del muñeco, señalarla y tocarla. Después haremos que sea él mismo quien lo haga, formulándole preguntas como: ¿Qué es esto?…. ¿Dónde tiene la nariz tu muñeco?….  También podemos aprovechar los momentos del baño para hacerle las mismas preguntas sobre sí mismo.

¡DESCUBRIRÁ SU PROPIO CUERPO!

2º. Los Colores…..

    Mostrarle al niño diversos objetos con diferentes colores y pedirle por ejemplo que nos dé «la manzana roja», «el lápiz azul», etc…. Después se le suprime la ayuda de darle el nombre del objeto y solo se le pide el color. Por ultimo será el niño quien haga las peticiones al adulto.

¡SE DIVERTIRÁ!

3º. ¿Qué vamos a hacer?…..

    Aprovechar cualquier actividad cotidiana para entablar una conversación con el niño, un día de limpieza, el cuidado de las plantas, hacer un pastel, etc…. Utilizar la actividad para ir nombrando los diferentes objetos que se utilizan, decir alguna característica de los mismos, decir cosas que sean parecidas, diferentes, etc….

4º. ¿Qué hay aquí?……

    Se buscará lo que hay dentro de: el bolso de mano, la cartera del colegio, la bolsa de la compra, la bolsa de aseo, la caja de herramientas, el bolsillo del abrigo, etc.. Hay que hacer que el niño busque dentro del bolso y vaya nombrando todo lo que hay. Se pueden sacar todos los objetos y que el niño los vaya introduciendo dentro nombrándolos. Este ejercicio también se puede utilizar matemáticamente, introduciendo los números, agrupando etc…..

¡CUANTAS COSAS!

5º. Vamos a recordar…..

    Cualquier experiencia pasada vivida por el niño puede servirnos como punto de partida para hablar con él, también podemos explicarle el proceso de desarrollo de cada uno de estos acontecimientos. Recordamos, un viaje, una visita a casa de los abuelos, un cumpleaños, una actividad en el colegio, etc…..

¿LO RECUERDAS?

6º. ¡Vamos a escuchar!

    Grabar sonidos que el niño deberá identificar. Estos sonidos pueden ser de:

    – animales (pájaros, perros, gatos, etc…)

    – medio ambiente (una puerta que se cierrra, truenos, lluvia, gente, etc…)

    – instrumentos musicales (una flauta, un tambor, etc…)

    – propio cuerpo ( roncar, voz, toser, risas, llantos, etc..)

7º. Asociación auditiva…..

    ¡Una, dos y tres……! Dime cosas que empiecen por……

* «a» como avión, azul, abuela……..

* «e» como elefante, enano, escoba………..

    ¡Una, dos y tres…! Dime nombres de………..

* Juguetes, animales, frutas………..

    ¡ Una, dos y tres..! 

Un gigante es grande, un enano es…………..

El abuelo es viejo, el niño es………………..

Los perros hacen  «guau», los gatos hacen………..

8º. Los Cuentos……

    Los cuentos fomentan la imaginación del niño, le descubren las cosas más  maravillosas, le divierten, le enseñan a escuchar, a pensar y a hablar: 

* Leer un cuento que tenga vistosos dibujos, se le pide después que identifique los personajes y que explique qué hacen en los dibujos. 

* Después de leer el cuento el adulto, se le pide al niño que se invente un título.

*Que el niño invente el final de un cuento. 

*Primero cuenta el adulto un cuento y después es el niño quien lo cuenta a su manera, dejando que invente cosas


 –    A continuación le proponemos una serie de ejercicios que a forma de juego puede realizar con su hijo para trabajar la movilidad y concienciación de los órganos que intervienen en la producción del habla. :

– Colocar en la boca del niño un chicle o caramelo de un tamaño apropiado para que vaya moviéndolo de un lado a otro de la boca y movilice la lengua. Podrá trabajar su colocación: debajo de la lengua, encima, cerca del paladar, delante de los dientes, detrás, etc.

     – Untar el labio superior, el inferior y lo ángulos o comisuras con miel o azúcar, para así, «obligarle» a sacar la lengua y movilizarla.

     – Las piruletas son útiles para hacer movimientos laterales de la lengua. Se pone el caramelo fuera de la boca, a derecha e izquierda, arriba  y abajo de manera que el niño se vea obligado a empujar el caramelo con la lengua. Estos ejercicios con el caramelo sirven también para tragar saliva y aprender a controlar el babeo mientras chupa el caramelo.

    – Se le darán trocitos de alimentos sólidos: un trocito de plátano, una galleta, etc,. Que se colocarán indistintamente en:

  1. Entre los dientes y el labio superior.
  2. Entre los dientes y el labio inferior.
  3. Debajo de la lengua.
  4. Entre dientes y lengua, a un lado y otro de la boca, primero en la parte anterior de la boca, y luego colocando el trocito progresivamente hacia atrás.

    – Soplar con pitos y trompetillas.

    – Inflar globos de goma.

    – Soplar trocitos de algodón o papelitos desparramados sobre la mesa.

    – Utilizar perfumes para que el niño haga inspiración nasal.

    – Hacer pompas de jabón.

    – Para reforzarle los labios, el niño deberá coger solo los mismos tapones de corcho de distinto tamaño y luego expulsarlos.

     – Tragar cucharaditas de líquido con la cabeza en posición vertical o ligeramente inclinada hacia atrás. Este ejercicio se hará progresivamente con la cabeza vertical, y luego ligeramente inclinada hacia delante, de tal modo que el niño se vea obligado a hacer movimientos con los labios y la lengua para llevar el líquido hacia atrás y tragarlo. Para realizar este ejercicio es bueno utilizar naranjada, agua azucarada o cualquier otro líquido que le guste beber.

* Otros ejercicios que podrá realizar con su hijo, al igual que se hace en el aula, podrán ser:

  • Abrir y cerrar la boca lentamente. De forma continuada o en varios tiempos.
  • Desplazar lateralmente la mandíbula. Con la boca abierta. Con la boca cerrada.
  • Propulsar los labios hacia delante (morro). Estirarles lateralmente (sonrisa).
  • Desplazar los labios hacia los lados, con la boca abierta, sin mover la mandíbula.
  • Sujetar algo entre los labios (una tarjeta) con fuerza e impedir que se caiga.
  • Introducir el labio superior y luego el inferior entre los dientes. Introducir ambos a la vez.
  • Mover el labio superior y el inferior por separado, con la boca entreabierta.
  • Desplazar la lengua hacia la derecha y la izquierda. Dentro de la boca con ella cerrada y fuera con ella abierta.
  • Con la boca abierta sacar la lengua y desplazarla hacia arriba y abajo.
  • Introducir la lengua entre el labio superior y la encía, ente el labio inferior y la encía. Con la boca cerrada o entreabierta.
  • Sacar la lengua, adelgazarla y engordarla.
  • Sacar la lengua y doblarla con los dientes de arriba y los de abajo.
  • Poner la boca en forma de surco longitudinal.
  • Con la punta de la lengua, con la boca abierta tocar distintos puntos del paladar.
  • Hinchar los carrillos. Pasar el aire de uno a otro.
  • Sorber líquidos con una pajita. Hacerlos burbujear.
  • Hacer gárgaras con agua tibia.

Es fundamental realizar esta serie de ejercicios dotándoles de un carácter lúdico. El niño debe disfrutar de un momento de intercambio y de juego con sus padres.

 

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