abril 13

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LOS NIÑOS EN LA ETAPA DE INFANTIL

 

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LOS NIÑOS

Pretendemos ofrecer unas orientaciones para ayudar a los padres a aprovechar los mejores aspectos de los medios de comunicación para sus niños, como alternativa a la restricción del uso de televisión, ordenadores  y videojuegos. De hecho, herramientas de alfabetización de los medios de comunicación que hayan sido empleadas de forma completa podrían ayudar a padres e hijos a ser consumidores más prácticos de los mediosentendiendo como escoger el mejor contenido de medios y aprovechándolo en maneras apropiadas para el desarrollo.

¿Cómo definimos el término ‘medios de comunicación’?

 El término medios de comunicación se refiere típicamente a periódicos, revistas, carteleras, radio, películas, y televisión. Con las nuevas tecnologías digitales, los medios de comunicación ahora incluyen una serie de dispositivos y aplicaciones cableadas o radiofónicas. En resumen, incluimos los medios de comunicación “tradicionales” en adición a cualquier otro medio que transmita información electrónica o digital.

Al desarrollar estrategias para el uso de los medios de comunicación los padres y cuidadores de niños deben plantearse los siguientes aspectos:

  • Identificar las prácticas actuales de su familia con los medios de comunicación;
  • Considerar las etapas y necesidades individuales de sus niños
  • Educarse acerca del panorama de los medios de comunicación para los niños;
  • Seleccionar medios de comunicación que tengan propósito para su familia;
  • Fomentar el uso activo, creativo y flexible de los medios de comunicación;
  • Enseñar a sus niños destrezas de carácter educativo procedentes de los medios de comunicación.

Cómo utilizar los Medios de Comunicación para apoyar el desarrollo del niño:

Partiremos de las características evolutivas de los niños según las diferentes edades y expondremos cómo estimular al niño en el uso de los Medios de Comunicación de manera efectiva y beneficiosa:

A los 2 – 3 años de edad

  • Mejora del equilibrio
  • Comienza el uso de utensilios
  • Se vuelve menos egocéntrico(a)
  • Comienza el desarrollo de la memoria de reconocimiento
  • Aumenta rápidamente el vocabulario
  • En su mayoría sigue el orden correcto de palabras
  • Comienza a desarrollar identidad propia
  • Aumenta la empatía
  • Comienza a mostrar cooperación y agresión
  • Juega cerca de otros niños pero no con ellos
  • Puede frustrarse fácilmente

 ¿Qué hacer en esta etapa?

Estrategias para el Uso de los Medios de Comunicación

  • Haga preguntas acerca de cómo se siente un personaje
  • Activamente utilice los medios de comunicación con su niño (por ejemplo, sentándole a su lado cuando use el ordenador)
  • Cante canciones y lea libros con repetición y rima
  • Utilice varias imágenes (en papel y en pantalla) para aumentar el vocabulario
  • Incluya el uso de objetos o utensilios pequeños (como un ratón de computadora, lápiz de cera)
  • Cante canciones y participe de juegos que incorporen movimientos de las manos
  • Aliente el trazar y dibujar tanto en papel, medios electrónicos y en el ordenador
  • Pídale al niño que narre nuevamente lo que sucedió después de leer, mirar, o escuchar un cuento
  • Encuentre objetos y letras en la pantalla (televisión u ordenador) que también se encuentren en el ambiente

A los 3 – 5 años de edad

  • Comienza a saltar, tirar y atrapar (por ejemplo, una pelota)
  • Coordina mejor
  • Empieza a usar las tijeras
  • Comienza a generalizar información de una situación a otra
  • Comienza a contar números pequeños
  • Está consciente de algunas características del idioma escrito
  • Entiende maneras aceptadas culturalmente para su tono de voz ante oyentes
  • Habla en oraciones completas de 3 a 5 palabras
  • Comienza a formar amistades
  • Aumenta a jugar en grupo y de forma interactiva
  • Busca la atención y la aprobación de adultos
  • Puede sentir miedo (por ejemplo, a la oscuridad, los monstruos)

¿Qué hacer en esta etapa? Estrategias para el Uso de los Medios de Comunicación

  • Escoja medios que no frustren ni asusten con facilidad a su niño(a)
  • Coloque algunas sillas alrededor del ordenador para fomentar la interacción social
  • Discuta juegos, cuentos y experiencias con los medios
  • Lea con su niño los letreros ambientales (por ejemplo, los letreros en la calle)
  • Escuche con su niño la versión narrada de un libro
  • Lea y haga oraciones usando imágenes o dibujos
  • Use software, libros y juguetes interactivos que usen etiquetas para identificar objetos familiares
  • Aliente el uso de objetos o utensilios pequeños (por ejemplo, el ratón, lápices de cera, lápices de colores)
  • Utilice software electrónico para dibujar y pintar obras de arte
  • Motive a su hijo a imitar movimientos y bailes de un programa educativo
  • Escuche canciones e identifique patrones donde se aplauda y trate de imitarlos
  • Utilice juguetes que fomenten la adquisición de letras, números, y de palabras nuevas
  • Mire programas que alienten a su niño a predecir y a llegar a conclusiones
  • Lea y escuche historias de forma repetitiva
  • Haga predicciones sobre los cuentos e historias que leen
  • Discuta la diferencia entre la realidad y el fingimiento de ella

Estrategias para el Uso de los Medios de Comunicación

A continuación profundizaremos en un medio de comunicación especialmente influyente: La televisión y su influjo en la familia

 Se ha responsabilizado en muchas ocasiones a la televisión de ser la causante directa de la falta de comunicación entre los miembros de la familia. Sin embargo, no hay referencias de investigaciones que demuestren que los miembros de la familia se comunicaban más entre sí antes de 1950 que en la actualidad, ni que la vida comunal era más participativa sin la televisión. Lo que sí es cierto es que la televisión aparece en momentos en que comienza a sedimentarse un intenso proceso urbano, iniciado pocos años antes, y que implicó cambios drásticos en la forma de vida, tanto al nivel de la familia como de la comunidad, y entre los cuales aparece la forma de comunicarse.

       La vida de la familia, en la mayoría de los países, se ha visto afectada en su estructura y dinámica por estos cambios producto de la urbanización. Los miembros de la familia urbana tienen menos tiempo para compartir entre ellos, debido a la concurrencia de factores extrafamiliares, como son: La diversidad de horarios de sus miembros, las distancias desde el hogar a los sitios de trabajo y estudio, las dificultades de tránsito, las múltiples ofertas para satisfacer sus necesidades de recreación, entre muchos otros. Si a esto se agrega la restricción del espacio, las dificultades económicas y, en general, la gran cantidad de demandas y tensiones a las que tienen que enfrentarse los habitantes de las grandes urbes, se encuentran razones más poderosas y complejas que la presencia de la televisión para explicar el por qué de la «pérdida» de la comunicación en la familia moderna.

¿Qué vamos a ver?

      El primer paso es reflexionar sobre el ritual que permite comprender cómo se da esa dinámica en cada familia de uso de la televisión, ya que algunos miembros tienden a encender la televisión más que otros y pueden considerarse como los iniciadores, en contraste con los no iniciadores. De esta manera, el miembro de la familia identificado como el iniciador, suele ser también el líder en otras áreas.

      Con relación a lo que vamos a ver, pareciera una decisión fácil, pero en realidad son complicadas formas de comunicación interpersonal que comprenden relaciones del estatus interfamiliar, el contexto temporal, el número de aparatos disponibles y normas acordadas. La familia, como cualquier otro sistema, funciona de acuerdo a ciertas normas que garantizan su funcionamiento y sirven para establecer límites. La exposición a la televisión se hace bajo ciertas pautas que rigen su funcionamiento y al mismo tiempo permite que la familia ejerza control sobre sus miembros.

     Es posible trazar un continuo en relación con las normas, que va desde la familia «laissez-faire» (“dejar hacer”) a la familia «autoritaria«. El primer tipo se caracteriza por normas muy flexibles o la ausencia de ellas, permitiendo que cualquier miembro de la familia haga uso de la televisión indiscriminadamente. En el otro polo se ubican familias con normas que deben ser respetadas estrictamente.

Familia y comunicación

La comunicación en la familia puede enriquecerse o empobrecerse a través de la exposición de la televisión, dependiendo del estilo de vida de la familia y las circunstancias. En algunos hogares la televisión permanece encendida tanto tiempo como pasa la familia en actividad, pero la comunicación de la familia no parece verse alterada por este hecho. Por el contrario, en algunas circunstancias lo que hace es incrementarla, algunos programas de interés para el grupo propician la invitación a que otros miembros de la casa se acerquen y comenten sobre lo sucedido en episodios o capítulos anteriores, o sobre lo que esté ocurriendo en la pantalla en ese momento.

La existencia de un solo televisor en el hogar, contribuye a que el ver televisión sea una actividad compartida, lo cual promueve, además de oportunidades de conversación, el contacto físico entre los miembros de la familia. Cuando una familia decide colocar un televisor en cada una de las habitaciones de sus miembros, implícitamente está pautando el aislamiento entre ellos y cuando uno cierra la puerta o usa auriculares está indicando, sin hablar, que no quiere comunicarse con los demás. En ocasiones, el ver televisión produce un contacto físico que no se observa en otros momentos. Pero, así como la televisión puede generar comunicación de cualquier tipo entre los miembros de la familia, puede interrumpirla. El ver televisión puede ser una excusa para hablar sobre temas particulares, evitando comunicaciones más profundas o regulando las conversaciones en la familia.

Televisión y aprendizaje

Se ha demostrado que «las personas aprendemos con la televisión» y ésta puede afectar diferentes áreas del televidente: Cognitiva, emocional o conductual. Los psicólogos Bandura y Walters, a finales de la década de los setenta, investigaron los efectos de la exposición a conductas violentas. Sus resultados expresan que los niños participantes en sus experimentos tienden a repetir la conducta de los modelos, pocos minutos después de haberla observado. Este hecho se ha convertido en una poderosa evidencia acerca de los riesgos de la exposición a determinados contenidos de la televisión, particularmente aquellos que responden a conductas antisociales. Sin embargo, desde la década de los ochenta, algunos investigadores se han dedicado a explorar el potencial de la televisión cuando presenta actos pro sociales, bajo el supuesto de que si es posible aprender «lo malo», también es posible aprender «lo bueno«. Autores como Bryan y Walbek respaldan esta tesis. Ellos estudiaron la influencia de conductas cooperativas televisadas en niños de edad escolar, y encontraron que aquellos que observaron conductas altruistas imitaron esas conductas, asimismo Stein y Friederich han hallado, con respecto al aprendizaje de conductas no agresivas, que al observar a los modelos «pacíficos», los niños aprenden a autocontrolarse.

De manera que los problemas de la comunicación familiar suelen ser causados por múltiples factores, tanto intra como extrafamiliares. En todo caso, cuando la televisión se convierte en un recurso frecuente para evitar o interrumpir la comunicación en la familia, esto debe interpretarse como un síntoma de desequilibrio en el sistema familiar como un todo y no como una conducta aislada. Pero la televisión también es una oportunidad para el encuentro familiar, «el ver televisión es un hábito conveniente cuando se realiza en grupo».

La televisión y los espacios de comunicación familiar

En todos los hogares en los cuales existe un televisor las familias tienden a congregarse en torno a él, ya sea por acuerdo o desacuerdo sobre cual programa ver. En algunos casos el televisor es un miembro más de la familia que organiza la vida familiar en torno a los horarios de los programas, y desarticula las convencionales sobremesas familiares.

     Como quiera que sea no se puede desestimar la importancia que hoy tiene dentro de las dinámicas de comunicación y encuentro o desencuentro familiar. Es conveniente dejar algunas recomendaciones que permitan que se transforme en un elemento que una a la familia en vez de distanciarla:

  1. Es conveniente que se regulen los horarios de uso del televisor de modo que todos los interesados tengan acceso al menos a un programa de su interés.
  2. El televisor no debe ubicarse en el lugar de encuentro común, ya que el que uno de los miembros esté viendo un determinado programa, afectará las posibilidades de los demás de interactuar entre ellos.
  3. Los programas de interés común o que merezcan dudas a los padres en cuanto a sus valores y modelos de conducta, es conveniente comentarlos y criticarlos positiva o negativamente con los otros. El televisor con alguno de sus programas puede constituir un eje que permita discutir y compartir temas relevantes para la vida familiar.
  4. Es recomendable que cada miembro de la familia no le dedique más de 2 horas diarias a ver televisión, ya que el desarrollo de otras actividades que estimulen la creatividad y la imaginación son muy necesarias para el desarrollo de la inteligencia en niños y adultos.

Riesgos de un uso incontrolado de la televisión:

La televisión puede ser una influencia poderosa en el desarrollo de un sistema de valores y en la formación del comportamiento. Desgraciadamente, una gran parte de la programación actual es violenta. Cientos de estudios sobre los efectos de la violencia en la televisión en los niños y los adolescentes han encontrado que los niños pueden:

  • volverse «inmunes» al horror de la violencia
  • gradualmente aceptar la violencia como un modo de resolver problemas
  • imitar la violencia que observan en la televisión
  • identificarse con ciertos caracteres, ya sean víctimas o agresores

    Los niños que se exponen excesivamente a la violencia en la televisión tienden a ser más agresivos. Algunas veces, el mirar un sólo programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que miran espectáculos en los que la violencia es muy realista, se repite con frecuencia o no recibe castigo, son los que más tratarán de imitar lo que ven. Los niños con problemas emocionales, de comportamiento, de aprendizaje o del control de sus impulsos puede que sean más fácilmente influenciados por la violencia en la TV. El impacto de la violencia en la televisión puede ser evidente de inmediato en el comportamiento del niño o puede surgir años más tarde y la gente joven puede verse afectada aun cuando la atmósfera familiar no muestre tendencias violentas. Esto no indica que la violencia en la televisión sea la única fuente de agresividad o de comportamiento violento, pero es ciertamente un factor contribuyente significativo.

Los padres pueden proteger a los niños de la violencia excesiva en la televisión:

  • prestándole atención a los programas que los niños ven en la televisión y mirando algunos con ellos
  • estableciendo límites a la cantidad de tiempo que pueden estar mirando televisión; considerando quitar el televisor del cuarto del niño
  • señalándoles que, aunque el actor no se ha hecho daño ni se ha muerto, tal violencia en la vida real resulta en dolor o en muerte
  • negándose a dejar que los niños miren programas que se sabe contienen violencia y cambiando el canal o apagando la televisión cuando se presenta algo ofensivo, explicándoles qué hay de malo en el programa
  • no dando su aprobación a los episodios violentos frente a sus hijos, enfatizando que tal comportamiento no es la mejor manera de resolver un problema
  • contrarrestando la presión que ejercen sus amigos y compañeros de clase, comunicándose con otros padres para establecer reglas similares sobre la cantidad de tiempo y tipo de programa que los niños pueden mirar.

    Los padres deben de también tomar ciertas medidas para prevenir los efectos dañinos de la televisión en temas tales como los asuntos raciales y los estereotipos sexuales. La cantidad de tiempo que los niños miran televisión, sin importar el contenido, debe de ser moderada, ya que reduce el tiempo para que los niños lleven a cabo otras actividades de mayor beneficio, tales como leer y jugar con sus amigos, y desarrollar aficiones.

Recomendaciones finales:

  • No permitir a los niños mirar televisión durante horas; deben de seleccionar programas específicos para los niños.
  • Seleccionen programas que sean adecuados para el nivel de desarrollo de su niño. Los programas de niños en la televisión pública son apropiados, las novelas, comedias y los programas de conversación de adultos no lo son. Consultar con ellos la programación de la televisión y planificar de antemano lo que van a poder ver
  • Establezcan ciertos períodos cuando el televisor esté apagado. Las horas de estudio deben dedicarse al aprendizaje, no deben ver la televisión. Las horas de las comidas son tiempo para conversar con otros miembros de la familia. Para ello: colocar las pantallas a nuestra vista, apagar cuando llega la hora.
  • Conocer como padres lo que van a ver o manejar antes de que lo hagan ellos.
  • Ver juntos programas o películas infantiles. Estimule discusiones con sus hijos sobre lo que están viendo cuando están mirando un programa juntos. Anticipar y comentar lo que va apareciendo, contar y recordar lo que hemos visto.
  • Señáleles el comportamiento positivo como la cooperación, la amistad y el interés por otros. Hágale conexiones con la historia, libros, lugares de interés y eventos personales. Hábleles de sus valores personales y familiares y cómo se relacionan con lo que están viendo en el programa.
  • Pídale a los niños que comparen lo que están viendo con eventos reales. Déjeles saber las verdaderas consecuencias de la violencia.
  • Discuta con ellos el papel de la publicidad y su influencia en lo que se compra.
  • Cree con sus hijos una pequeña vidioteca ( escuchar en otro idioma los diálogos)
  •  Estimule a su niño para que se envuelva en pasatiempos diversos:

 

  •  practicar deporte en familia
  • hacer colecciones de cromos
  • cuidar animales y plantas
  • hacer excursiones
  • jugar a juegos de mesa
  • aprender a montar en bici, a patinar, a jugar a la peonza o a saltar a la comba
  • ir al cine, al teatro, al circo, a museos con programaciones infantiles, al zoologógico…
  • pasear por el casco antiguo de las ciudades y conocer monumentos.
  • escuchar música, a bailar, a tocar un instrumento
  • pintar un cuadro, modelar barro, hacer papiroflexia, ayudarnos cuando cocinamos, etc.

Con la orientación apropiada, su hijo puede aprender a usar la televisión y el resto de los medios de comunicación de una manera saludable y positiva.

 

 

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