septiembre 27

Los 10 mandamientos para educar a tus hijos

María Montessori afirmó:
“La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle”.
Sin duda, es también lo más difícil, sobre todo para los padres, que en muchas ocasiones tienen la tendencia a sobreproteger a sus hijos. Sin embargo, uno de los principales objetivos de la educación es desarrollar la autonomía y la independencia de los niños.

1. No decidas por ellos.

familia

2. Deja que cometan sus propios errores.

3. Dales obligaciones adaptadas a su edad.

4. Vive con ellos, no sobre ellos.

5. Brinda un buen ejemplo a diario.

6. Ponles límites justos.

7. Escúchales siempre que lo necesiten.

8. Reconoce su esfuerzo siempre.

9. Pide perdón cuando te equivoques.

10. Demuéstrales a diario que les quieres.


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Publicado 19 septiembre, 2016 por fuencislacarrero in category «Sin categoría» |  EDIT

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enero 21

La importancia de los juegos de habilidad en el desarrollo de los niños

¿Sabías que el juego es uno de los derechos del niño reflejados en CDN (La Convención sobre los Derechos del Niño)?
Dicha convención supone un tratado internacional que recoge los derechos de la infancia y es el primer instrumento jurídicamente vinculante que reconoce a los niños y niñas como agentes sociales y como titulares activos de sus propios derechos.

Es innegable que todos los niños de todas las culturas conocidas juegan. La actividad lúdica forma parte de su vida prácticamente desde que nace. El niño en los primeros años no es capaz de posponer sus deseos. Por ello, son frecuentes sus rabietas cuando no se cumplen. El juego le permite satisfacerlos de forma inmediata y adquirir roles, dominar situaciones, dictar reglas propias del mundo de los adultos.

En los años escolares el juego cambia a una actividad dominada por las reglas y por la interiorización del papel del otro, en donde el objetivo ya no es satisfacer deseos, desempeñar roles o hacer planes, sino que se comparte con los otros.

No hay duda de que el juego supone una fuente inagotable de posibilidades educativas que influyen de manera positiva en el desarrollo integral del alumnado, de ahí la necesidad de los Juegos personalizados para colegios.

¿Por qué es tan importante el juego en los niños?
Sea cual sea la etapa que atraviese el niño, es evidente que los juegos, en particular los juegos de habilidades, resultan primordiales en su progreso, ya que les proporcionan la oportunidad de iniciarse en el pensamiento lógico y estratégico, fomentando además capacidades como la memoria, la atención o la orientación espacio-temporal entre otros.

Resulta obvio que el juego es algo más que un rasgo predominante de la infancia, es un factor básico en su desarrollo. Es indispensable como componente de asimilación y acomodación en el proceso de adaptación del niño a la vida y en su evolución, ya que engloba aspectos cognitivos, afectivos y relacionales.


En resumidas cuentas es un hecho innegable que la actividad lúdica realiza diversas aportaciones al desarrollo del niño a diferentes niveles:

Motor: Controlando la postura y el equilibrio.
Cognitivo: Desarrollando la imaginación y creatividad, así como la relación causa-efecto.
Social: Incorpora pautas para esperar turno, normas de comportamiento así como para la cooperación.
Afectivo-emocional: Fomenta la motivación, experimentando la alegría pero también la frustración, ayudando a tolerarla y en consecuencia equilibrando la autoestima.

Todos estos elementos constituyen la inteligencia emocional. Así, aprenden a dar prioridad a la idea de que el juego tiene que salir adelante y las metas propuestas deben prevalecer sobre las necesidades personales, lo que apoya el desarrollo de las habilidades sociales.

Tipos de juegos
Existen muy diferentes clasificaciones. A continuación te mostramos algunos de los más principales:

Juego sensoriales y motrices. Se producen hasta los dos años de edad. Están fundamentados en el conocimiento del propio cuerpo mediante los sentidos de la vista, el olfato, el oído y el tacto. Todo junto, favorece la coordinación motriz, el reconocimiento de sonidos y su capacidad comunicativa incipiente.
Juego simbólico: Se da entre los 3 y 6 años aproximadamente. En esta clase de juego predomina el componente configurativo y la capacidad creativa del niño. La atención se va centrando en lo que le rodea, representando un objeto, acción o escena, dependiendo de la utilidad que le pueda dar. A través de los símbolos, consiguen convertirse en “sociables” resolviendo en buena medida sus conflictos internos y contribuyendo a una buena aceptación de sí mismos.
Juego de reglas: A partir de los 5 o 6 años. Son esenciales para aprender a esperar su turno y a cooperar, como hemos indicado en párrafos anteriores. Esta tarea implica el uso de recursos emocionales como la paciencia, la empatía y el autocontrol.
Como puedes observar, son muchos los juegos que se pueden utilizar en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Lo que es seguro es que para todos y cada uno de ellos es de vital relevancia hacer uso de bastantes habilidades, por ello es muy conveniente que a la hora de poner en práctica cada actividad, se utilice como medio de apoyo algún tipo de material que potencie las citadas capacidades.

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diciembre 13

La mesa de la paz: Una técnica Montessori para resolver conflictos en el hogar

Los niños se enfadan, se sienten frustrados y se irritan. Es normal. Aún son pequeños y las zonas del cerebro encargadas de la regulación emocional no se han desarrollado lo suficiente. También es usual que peleen con sus hermanos y surjan conflictos. En todas esas situaciones, “la mesa de la paz” es un recurso perfecto para enseñarles a resolver conflictos, ya sean externos o internos, de manera asertiva.

¿Qué es la mesa de la paz?

La mesa de la paz es una técnica para ayudar a los niños a resolver los conflictos antes de que las emociones se desboquen. Se trata de una mesa pequeña con sillas para cada uno de los niños, encima de la cual debes colocar algunos elementos, cada uno con una función diferente:

  • Reloj de arena de al menos un minuto de duración, de manera que los niños se relajen mientras ven caer los granos de arena. Además, lo usarán como indicador para ceder el turno de la palabra al otro.
  • Un objeto relajante, como una pelota antiestrés, de forma que los niños se la pasen cada vez que tomen la palabra y les sirva para tranquilizarse.
  • Un objeto de paz, como un corazón de goma o de plástico, una planta pequeña o un juguete que active la idea de la paz.
  • Una campana o timbre, que los niños sonarán cuando resuelvan el conflicto. Otra alternativa más interesante es el palo de lluvia, un tubo largo relleno de semillas que imita el sonido del agua al caer y que también tiene una función relajante puesto que demanda movimientos lentos y pausados.

Vale aclarar que la mesa de la paz no solo es una técnica válida para resolver los conflictos interpersonales sino también los conflictos internos. Si el niño se siente nervioso, enfadado o frustrado, puede utilizar la mesa de la paz como un refugio para identificar cómo se siente y calmarse.

En ese caso, será de gran ayuda tener un libro como “El Monstruo de Colores”, ideal para los niños pequeños ya que asocia un color a cada emoción. En el caso de los niños mayorcitos, “Emocionario” es un libro más adecuado ya que abarca muchos estados emocionales, acompañándolos con imágenes.

Mesa de la paz Montessori

¿Cómo se usa la Mesa de la Paz?

Ante todo, es importante que el niño no se sienta forzado a sentarse a la Mesa de la Paz ya que la percibirá como un castigo y, en vez de relajarse, es probable que termine más enfadado y frustrado. Puedes decirle: “Esta es la Mesa de la Paz, puedes usarla cuando te sientas triste, agobiado o irritado. Vienes a la mesa, te sientas y ves lo granos de arena caer. Cuando alguien está sentado a la mesa, no se le debe molestar”.

Una vez que tu hijo se familiarice con la mesa para resolver sus conflictos internos, podrá usarla para solucionar los conflictos interpersonales. En ese caso, puede invitar a su hermanito a la mesa, entregándole el objeto de paz, como símbolo de buena voluntad para resolver el conflicto.

La idea es que los niños se sienten a la mesa y expresen cómo se sienten, respetando los turnos de conversación. Puedes usar el reloj de arena para marcar el tiempo y dar al niño que está hablando la pelota antiestrés. Cuando termine su turno, debe cederla al otro niño. Lo más importante es que los pequeños expresen asertivamente sus emociones, expliquen por qué se sienten así y, sobre todo, cómo les gustaría solucionar el problema. También pueden opinar sobre las posibles soluciones y cómo se sentirían poniéndolas en práctica.

Si son pequeños, un adulto tendrá que actuar como mediador. De hecho, es conveniente que al inicio medies la conversación para que los niños no caigan en actitudes acusatorias sino que aprendan a centrarse en buscar soluciones. Ten en cuenta que los adultos no deben fungir como jueces sino como meros mediadores para que sean los propios niños quienes encuentren la solución. No obstante, puedes proponerles una serie de normas, como por ejemplo: no gritar, no pegar, no insultar, no interrumpir y no burlarse del otro.

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noviembre 2

¿CÓMO ENSEÑAR A TU HIJO A TOLERAR LA FRUSTRACIÓN?

La frustración es una emoción desagradable que aparece en aquellas situaciones en que nos damos cuenta que no podemos conseguir algo que es importante por nosotros. Aprender desde pequeños a tolerar la frustración permite que los niños puedan afrontar de manera positiva los diferentes retos y dificultades que se les presentarán en la vida. Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones que nos encontramos a lo largo de la vida, y las molestias o incomodidades que puedan causarnos.


Técnicas para enseñarles a tolerar la frustración
1.-Sé su modelo, que vea como afrontas problemas y dificultades cotidianas.
2.-Enséñale a identificar las emociones qué siente y a ponerle nombre: etiqueta la emoción que está sintiendo para que aprenda a identificarla y reconocerla. Esto lo ayudará a conocer mejor su mundo interno y a gestionar mejor sus emociones.
3.-No le digas que sí a todo el que te pida ni le resuelvas los problemas que puede aprender a resolver solo. Por un lado, enséñale a esforzarse para conseguir aquello que quiere y a afrontar las dificultades sin abandonar. Por el otro, enséñale cuando tiene que asumir un “no”.
4.-Dale las herramientas necesarias para gestionar estos momentos. Acompáñalo emocionalmente cuando esté enfadado, y ayúdalo a relajarse cuando el momento de tensión ya haya pasado.
5.-No cedas. Una vez hayas marcado un límite, no cedas. Enséñale que a veces es “no”. Ayúdalo a gestionar el enfado y frustración que sentirá.
6.-Márcale objetivos. Hay que enseñar al niño a tolerar la frustración marcándole objetivos realistas y razonables, pero sin exigirle que se enfrente a situaciones que, por su edad o madurez, sea incapaz de superar.
7.-Enseñarle a ser perseverante. La perseverancia es esencial para superar situaciones adversas. Si el niño aprende que con la constancia puede solucionar muchos de sus problemas, sabrá controlar la frustración en otras ocasiones.
8.-Enseñar al niño cuándo tiene que pedir ayuda. A algunos niños los cuesta pedir ayuda, mientras que otros la pidan de una manera constante e inmediata. Hay que enseñar el niño a intentar encontrar una solución primero. Si se siente frustrado cuando realiza alguna tarea, tenemos que intentar enseñarle a evitar la frustración: «¿qué podrías hacer en lugar de enfadarte o abandonar aquello que estás haciendo?».
9.-Modificar la tarea. Enséñale una forma alternativa de lograr sus objetivos.
10.-Convierte la frustración en aprendizaje. Las situaciones problemáticas son una excelente oportunidad para que aprenda cosas nuevas. Cuando haya pasado la dificultad, hablad y rescatad las cosas que lo han ayudado a afrontarlo y las que no. De este modo, podrá afrontar el problema por sí mismo/a cuando este se le vuelva a presentar.
En resumen, hay que recordar que la frustración forma parte de la vida. Aunque no se puede evitar, se puede aprender a gestionarla y superarla, y a aumentar de este modo la tolerancia a esta. Aprender a tolerar la frustración hace más fácil que nos enfrentemos con éxito en la vida. Por eso, cuanto antes aprendamos, será mejor para nosotros.


Fuente: https://faros.hsjdbcn.org/

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junio 17

ESTUPENDAS IDEAS PARA HACER CON TUS HIJOS EN VERANO

Son muchas las familias de padres-madres trabajadores fuera de casa, y también de padres-madres a tiempo completo, que tiemblan cuando se acercan las largas vacaciones estivales de los niños porque hay mucho día por delante. Por ello os queremos proponer un montón de ideas para hacer con niños.

Además del recurso de abuelos y campamentos y talleres de verano, el tiempo que los padres están con sus hijos puede ser muy enriquecedor y divertido si lo aprovechamos para hacer cosas juntos.

“Se aprende más jugando que estudiando”, así que merece la pena realizar alguna de las muchas actividades que os proponemos.

El verano ya está aquí y ha llegado para quedarse. Eso significa que nuestros hijos tienen todo el tiempo del mundo para jugar y disfrutar. Y aunque nosotros todavía no estemos de vacaciones debemos intentar que nuestros ratos con ellos sean como-si-estuviéramos-de-vacaciones. Ellos se merecen este descanso de cole, de extraescolares, de horarios, de un no parar de un lado a otro y se merecen que dediquemos nuestro tiempo a disfrutarlo con ellos. ¡Y nosotros también nos lo merecemos!


Desde el Departamento de Orientación les deseamos:

!FELIZ VERANO A TODOS!

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mayo 28

La regla de las tres C para educar niños felices

Mi mamá me regaña y hasta me castiga cuando descubre que le he dicho una mentira, platica Maru, de ocho años de edad. Lo raro, continúa la niña, es que ayer fuimos a un restaurante y de buenas a primeras me dijo: ’Ahí viene la señorita, si te pregunta tu edad le dices que tienes seis, ¿entendiste?’
También la otra vez, me estaba recordando que no debo mentir y en eso sonó el teléfono. Fui a contestar y mi mamá me advirtió: ’Si es fulanita dile que no estoy.’
¿Qué pasa? ¿Antes era malo mentir y ahora ya no lo es tanto? Tiene razón Maru en estar un poco confundida, ¿no? Sencillamente su mamá no le está dando, por el momento, ejemplo de congruencia.

Las tres ’C’

El ejemplo anterior demuestra la existencia de una regla básica (en este caso, no usada) que ayuda a los padres para formar buenos hábitos en sus hijos, es la regla de las tres C, que significan: congruencia, constancia y consecuencias.
Los padres que siguen esta regla tienen la total garantía de que habrá buenos resultados, el único pequeño detalle es que esta regla los compromete también a ellos, no es una regla para aplicar a otros sino para aplicarla con los hechos a la propia conducta.

Resultados
Cuando en el hogar no se pone en práctica la regla de las tres ’C’, lo único que se logra es un ambiente de tensiones, desorden, gritos, regaños, caras largas y malestar general.
Es momento ahora de pensar en estrategias que nos ayuden a evitar situaciones de conflicto entre padres e hijos.
¿Cómo le podemos hacer los padres para inculcar la responsabilidad en nuestros hijos? La responsabilidad se empieza a inculcar desde que el niño es pequeño, ¡sí, pequeño! Este ya puede empezar a recoger sus juguetes y regresarlos a su lugar, esto le enseña que hay cosas por hacer que le corresponden a él, que las puede hacer bien y que se espera que las haga.
Los niños son serviciales, y les gusta ayudar en diferentes actividades. Si esperamos a que sean adolescentes para pedirles que recojan su plato de la mesa o recojan su cuarto, ¡créame!, será muy tarde.

Primera ’C’: La Congruencia
Se basa en el ejemplo. Si queremos hijos ordenados, amigables y sinceros debemos ser los primeros en ser así.
Hay una frase incongruente que dice: Haz lo que digo, pero no lo que hago. Además de incongruente es inoperante porque lo que se imita es el ejemplo antes que las palabras.
Lo más común es que si usted trata a sus hijos con cortesía y respeto ellos harán lo mismo con los demás.
¡Cómo podemos exigir a nuestros hijos modelos de conducta que ni siquiera nosotros podemos adoptar!
¿Por qué molestarme si me encuentro a mi hijo bebiendo alcohol, si yo he dado el ejemplo?
Segunda ’C’: La constancia
Equivale a no quitar el dedo del renglón. ¡Cuántas veces nos sentimos cansados, sin ganas de corregir a los hijos porque cometen los mismos errores todos los días o simplemente nos hacemos los sordos o los ciegos y dejamos pasar actitudes de ellos, como tomar alimentos entre comidas, hablar bruscamente al pedir las cosas o acostarse sin cepillarse los dientes.
Un ejemplo: si su niño tiene la costumbre de dejar la mochila en el primer lugar que encuentra, usted le recuerda que la lleve a su lugar y él accede, ¡muy bien, ya está! Pero si esta situación se repite y ahora ya no se siente con humor de llamar al niño para que la recoja y usted lo hace, créame, tiene ya parte de la batalla perdida.
La constancia es la base para adquirir hábitos: terminar la tarea empezada, poner en orden los juguetes, ver la televisión sólo a la hora permitida, y más.
La repetición constante de la reglas establecidas nos llevará a las metas que queramos alcanzar. Es aquí donde el cansancio, los estados de ánimo, la impaciencia y la comodidad nos ponen duros obstáculos para no ser constantes con lo que exigimos a nuestros hijos.
Si no permite excepciones, verá los resultados más pronto de lo que se imagina.
Tercera ’C’: Las consecuencias
Cada acción buena o mala tiene su consecuencia o, lo que es lo mismo, cada causa tiene un efecto.
Con sólo esta idea que se grabara a fuego en la mente de los pequeños, se evitaría tantas desgracias futuras.
¡Hay que permitir a los hijos que experimenten las consecuencias de sus propios actos! Si les resolvemos todo les hacemos un gran daño y les robamos la gran oportunidad de crecer y madurar.
Las naturales consecuencias son de gran ayuda para nosotros los padres, ni siquiera hay por qué enojarse si por ejemplo la niña rompe un vaso lleno de leche, lo único que debe hacer en seguida es recoger bien los vidrios, limpiar a profundidad el líquido y dejar tan limpio como estaba.
Las consecuencias actúan por sí solas, ellas marcarán el autocastigo del niño y así, en la próxima ocasión tendrá más cuidado y no habrá motivo para enojarse con sus papás.
Esta es la regla de las tres ’C’, pequeña, pero muy completa, para que empiecen a formarse los hijos y terminemos de formarnos los padres.
Fuente: http://www.churchforum.com/

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mayo 22

Técnica de Relajación 5 4 3 2 1: Sencillo y Efectivo Ejercicio para Niños

¿Qué puedes hacer cuando tu hijo se siente abrumado por emociones desagradables o pensamientos no deseados?
La técnica de relajación «5 4 3 2 1» herramienta para el afrontamiento de emociones intensas como la ira o la ansiedad.
Mensaje para cuando estemos trabajando en casa el desarrollo de habilidades de afrontamiento y el manejo de la ansiedad y la ira, es el siguiente:
«Nuestros pensamientos afectan cómo nos sentimos. No es lo que sucede a nuestro alrededor lo que nos hace sentir mal. Lo que nos hace sentir mal es lo que pensamos sobre las cosas que suceden»

El ejercicio 5 4 3 2 1 es una técnica de mindfulness muy simple pero extremadamente efectiva.
Se trata de una técnica que utiliza nuestros sentidos para ayudarnos a distraer la mente de nuestras emociones no deseadas y situarnos en el momento presente.
¿Cómo practicar la técnica de relajación 5 4 3 2 1?
Poneos cómodos, y lo más relajados posible
Pídale a su hijo/alumno que nombre lo siguiente:
5 cosas que puedes VER en la habitación
4 cosas que puedes SENTIR / TOCAR ahora mismo
3 cosas que puedes ESCUCHAR
2 cosas que puedes OLER ahora
1 cosa que puedes PROBAR/ DEGUSTAR

Una variación del ejercicio de relajación 5 4 3 2 1
El ejercicio anterior repasa nuestros cinco sentidos. Pero se puede practicar una variación de esta actividad.
1. Reemplaza «Nombra 1 cosa que puedes probar» por «Dime 1 COSA BUENA de TI MISMO». Este ejercicio funciona muy bien con este cambio.
Ayuda a distraer sobre pensamientos no deseados, a reflexionar sobre algo realmente bueno sobre sí mismo.


Consejos prácticos para practicar el ejercicio de mindfulness 5 4 3 2 1
¿Qué pasa si el niño está tan ansioso que no podéis ni empezar el ejercicio?
Es posible que os ayude practicar algunos ejercicios de respiración antes de comenzar. Mezclar dos estrategias de distracción hasta lograr que se calme lo suficiente: sentaros uno frente al otro, con las piernas cruzadas, tomaros de la mano mientras cantáis una canción ( «row your boat»), mientras balancearos hacia adelante y hacia atrás (así se queman energías).
¿Qué pasa si no podemos escuchar, sentir u oler suficientes cosas?
Si no tenemos suficientes estímulos sensoriales tenemos dos alternativas:
1. Puede pedirle a su hijo que nombre cosas favoritas (por ejemplo, «nombra 2 olores que te gustan» en lugar de «nombra 2 cosas que puedes oler»
2. Como se trata de traer la la mente al momento presente, es mucho menos poderoso y efectivo «pensar» en los olores o sonidos favoritos , frente a realmente olerlos u oírlos.
Si no tenemos suficientes estímulos sensoriales en el momento de realizar este ejercicio, se pueden crear. Por ejemplo:
SENTIR / TOCAR: se le pide que cierre los ojos para concentrarse en lo que siente. Así se puede soplar suavemente un poco de aire en su rostro, aplicar una presión suave en un brazo o pasar un dedo por su mano para hacerle cosquillas.
OIR: Nos aseguramos de que la ventana esté abierta. Si en la casa no escuchamos suficientes sonidos (la lavadora, alguien tecleando en el ordenador), es posible que fuera oigamos pájaros cantando, tráfico o el ladrido de perros)
OLOR: En lugar de pedirle que imagine un olor, ¿por qué no proporcionar esa experiencia agradable con una vela perfumada o los pequeños tarros de especias de la despensa?

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abril 28

El virus que enseñará a nuestros hijos a ser resilientes

Dice el proverbio que ningún mar en calma hizo experto al marinero. En efecto, las adversidades tienen la cualidad de volvernos más fuertes, si sabemos aprovechar las lecciones que traen ocultas tras la apariencia de infortunio. Aprovechar el tiempo que ahora sí tenemos para generar vínculos emocionales más fuertes y sanos con nuestros hijos. Una situación inusual que podemos exprimir para hacernos más fuertes y aprender el valor de la resiliencia.
La pandemia del coronavirus viene con una carpeta de lecciones interesantes bajo el brazo. Nos brinda un tiempo de receso y una oportunidad única para reconectar con nosotros mismos, con nuestros anhelos y temores y, como consecuencia, con los de nuestros hijos. “Ante una situación extrema, tenemos dos opciones: podemos venirnos abajo, desesperarnos y entrar en conflicto, o bien aprovecharlo para replantearnos aspectos de nuestras vidas, crecer emocionalmente y tejer vínculos más sanos entre nosotros y nuestra familia. Esto requiere tiempo, un tiempo que ahora sí tenemos”.
Conviene mirar al coronavirus como un maestro y plantearnos qué podemos aprender de una situación tan cruel y adversa. Y nos trae varias lecciones de vida impagables. “Primero: nos puede ayudar a cultivar nuestras fortalezas, aquello que nos mantiene estables en medio del temporal y nos ofrece tiempo interior, hacia adentro. Segundo: hemos comprobado cómo mejora la salud del planeta al estar confinados. Esto también es interesante. Tercero, y muy importante: nos ayuda a practicar la empatía, a desdramatizar nuestra situación, mientras lo más grave sea tener que quedarnos en casa. Porque, aunque tenga momentos dramáticos, debemos tener en cuenta que hay personas en situaciones más desesperadas que la nuestra, y valorarlo en su justa medida es una exigencia moral para con los que están pasándolo realmente mal”.
Todas estas y otras enseñanzas pueden ser compartidas en familia durante los días de confinamiento. De hecho, desde nuestros hogares, podemos observar cómo digieren nuestros hijos la situación e, incluso, aprender de ellos. Aunque los veamos como seres ingenuos y vulnerables, conviene explicarles qué está pasando de forma veraz para que puedan, por ellos mismos, desarrollar una virtud que les será muy útil en la vida adulta: la resiliencia. “Tenemos que decirles la verdad, que existen virus, que a veces mutan y pasan cosas como esta. Pero subrayando que no es el fin, sino que debemos tomar precauciones y quedarnos en casa para poder salir todos juntos de esta situación”.

Flexibilidad, pero con sentido común: por ejemplo, permitir un uso más prolongado de pantallas y redes, aunque limitándolo igualmente. ¿Cómo? Proponiendo actividades diferentes, y reservar algunas de ellas para fortalecer la comunicación emocional con la familia. “Por ejemplo, hablar de nuestros sueños o proyectos. Eso nos proyecta hacia el futuro y es muy necesario en ocasiones así y, además, nos da la oportunidad de establecer los pasos para llegar a ellos. También podemos hablar sobre la amistad y pensar en un buen amigo o amiga que haya hecho algo bueno por nosotros, y nosotros por él o ella, y darle las gracias”. Otra opción es conversar sobre lo que hace feliz a cada miembro de la familia, y pensar en qué podemos hacer hoy para hacernos felices mutuamente”. O sea, experimentar la felicidad de hacer feliz al otro.
Pero cuidado. Este no será un camino fácil. Habrá momentos difíciles, de tristeza, confusión, llanto, rabia o agobio que también merecen espacio y respeto, por ello no debemos esconder la vulnerabilidad, siempre y cuando quede clara la transitoriedad de esa emoción. “Lo que tienen que ver nuestros hijos es que el dolor es humano y normal, pero también que somos capaces de salir ahí porque tenemos en qué o en quién apoyarnos. Que se entra sin querer, pero se tiene que salir queriendo y dándole un sentido que nos haga más sabios y resistentes ante la vida”, detallando con precisión la importancia de este momento histórico para los pequeños.
¿Y los adolescentes? Desde luego, merecen un capítulo aparte. Los adolescentes han manifestado que les ha servido para reforzar la comunicación y el vínculo con sus padres. Aunque no lo demuestren, quieren muchísimo a su familia. También que si se encierran en su mundo es para conectarse con ellos mismos, porque también tienen miedo y sufren. Por eso, aunque no lo parezca, ellos también necesitan palabras de consuelo. “A los adolescentes hay que hablarles con mucha dulzura y amor porque, aunque nos pongan caras raras, su corazón sí lo registra”.
Empatía, responsabilidad, solidaridad, paciencia, autodisciplina, generosidad, altruismo, libertad y confianza en que esto pasará, que vamos a salir de esta. Estas son las fichas de aprendizaje que trae el coronavirus en su lección pandémica, y depende de nosotros aprovecharlas, si no todas, alguna de ellas, ya que nos ayudarán a ver la vida con otros ojos. “La vida es preciosa y vale la pena vivirla, a pesar de las dificultades, y por tanto debemos cuidar mucho nuestra vida y la de las personas que tenemos alrededor”.

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