La baja autoestima es una minusvalía
La autoestima y sentirse a gusto consigo mismo es prácticamente lo mismo, porque seguramente, si un niño está bien pertrechado de una alta autoestima:
a) Se siente importante para sus padres, profesores y amigos
b) Se percibe como persona “especial”, distinta y bien valorado en general.
c) Sabe qué es lo que debe hacer y cómo hacerlo bien sin temor al fracaso.
d) Tiene objetivos y proyectos concretos que son importantes para él y confía en poder lograrlos.
Todos estos sentimientos y creencias sobre sí mismo y sus capacidades conforman la autoestima de alguien que: está orgulloso de sus éxitos, se siente capaz e independiente, es dueño de sus actos y asume con naturalidad su responsabilidad y no culpa a los demás de sus fallos y carencias, supera las contrariedades y frustraciones, sabe enfrentarse a nuevos objetivos y retos con gran entusiasmo y coraje y se siente con autoridad moral y poder para influir en otros niños.
Si un niño padece de baja autoestima, a mi modesto entender es como si padeciera una minusvalía, parecida a la que pueda padecer un incapacitado físico. Por desgracia los niños y adolescentes con baja autoestima, al igual que los adultos, manifiestan escasa capacidad para las relaciones humanas, tener éxito en el aprendizaje y en cualquier otro aspecto de la vida.
El niño con baja autoestima se cree inferior a los demás, se deja influir y engañar, se pone siempre a la defensiva, se frustra y se siente impotente. Así, cualquier niño con inteligencia superior a la media y muy poca autoestima puede sacar notas bajas y hasta algún suspenso, mientras que el niño con inteligencia media y alta autoestima, puede obtener notas de sobresaliente.
En el colegio, el niño con baja autoestima encuentra pocas satisfacciones, pierde la motivación y el interés y emplea parte de sus energías en crucificarse a sí mismo. Todo son problemas, ansiedad, inseguridad y temores. Pronto entra en un peligrosísimo círculo vicioso, porque la falta de autoestima le lleva a la desgana, la desmotivación y las malas notas, todo lo cual le conduce a considerarse cada vez más inútil e incapaz. Los fracasos y las autoinculpaciones, le generan más y más ansiedad y el niño se frustra en lo personal, familiar, emocional y social. La causa de todo está en una baja autoestima.
En mi consulta personal en Madrid atiendo desde hace años a cantidad de estudiantes fracasados, a los que les sobra capacidades, pero tienen maltrecha su autoestima y sentimiento de competencia. Todo mi trabajo de recuperación de la autoestima se centra en cuatro aspectos principales:
1. Vinculación y arraigo relacionándose bien con sus compañeros. Le enseño a ser agradable, positivo y abierto consigo mismo y con los demás, hacer amigos y quererse.
2. Descubrir que es singular y especial en algo, por sus cualidades, su voluntad, su simpatía, etc.
3. Darle “poder”, sentir y pensar que ¡ahora! con el cambio que ha dado, puede y es capaz de lograr sus objetivos y demostrárselo en la práctica.
4. Enseñarle pautas, alternativas, estrategias y soluciones, que ya han aplicado otros y les han llevado al éxito. En toda esta labor, la interacción entre la familia, el colegio y el experto que diseña el tratamiento, es determinante y está garantizado el logro de una alta autoestima y motivación.
Bernabé Tierno Psicólogo y escritor