
«Envié Goya con cráneo o sin él».
Gobierno Español, 1888.
¿Alguna vez, has oído hablar sobre el misterio de la cabeza de uno de los más grandes pintores del Siglo XVIII? En este blog te contamos con «pelos y señales» todo acerca de este gran misterio sin resolver del Siglo XVIII.
«Hace más de 200 años hace que se le perdió la pista al cráneo del genio»
Desconocido.
Nos situamos un 16 de Abril de 1828 (Burdeos, Francia), muere el magnífico y aclamado Francisco de Goya. No se encontraron las causas de muerte, pero, se especula, rumorea, cotillea, que su causa fue una enfermedad neuronal (concretamente el síndrome de Susac), que en 1792 lo deja sordo como una tapia.
Sin embargo, aquí no estamos para contar chismes, ¡estamos aquí para saber qué pasó con ese cráneo!
Aunque claro, hay hipótesis para todos los gustos y colores, pero es realmente difícil dar con la exacta certeza.
Hace 200 años que se le perdió la pista al cráneo de un genio de la pintura.
Y se puede perder la cabeza en vida, pero, ¿muerto? Eso pregúntaselo a Goya a través de una ouija que te dará fé en ello.
La cabeza ha dado lugar a todo tipo de teorías conspirativas. Una de ellas, la no tan agradable sorpresa de aquellos que tuvieron la aclamada suerte de encontrar el esqueleto cuando la tumba fue revisada por primera vez, sin la cabeza sobre los hombros.
Y Goya llegó, sin cabeza, pero de llegar, llegó.
Esto no se queda así, Goya ha viajado incluso más, que tu profesor de Geografía de primero de la ESO. Desde Burdeos en su tumba, luego a España en San Isidro con su madrileña Sacramental, y decidió establecerse como muerto autónomo en la iglesia de San Antonio de la Florida.
Llega otra ser hipotético que de su manga saca otra conclusión:
Cuando Goya llegó con su gran amigo Martín Goicoechea (fueron inhumados en San Antonio de la Florida), Esteve Botey cuenta que se depositó un pergamino con la siguiente información oficial:
«Falta en el esqueleto la calavera, porque al morir el gran pintor, su cabeza, según su fama, fue confiada a un médico para su estudio científico, sin que después se restituyera a la sepultura ni, por tanto, se encontrara al verificarse la exhumación en aquella ciudad francesa».
Yo no sé quién escribió ese pergamino, tú tampoco, y creo que Goya tampoco.
Pero, ¿fueron esos los motivos de que Goya perdiera la pista de su propia cabeza? Es uno de los más grandes misterios sin resolver, y a pesar de las tesis e hipótesis que haya, nunca sabremos con claridad qué pasó con esa parte de su esqueleto, o puede que en un futuro alguien cree una máquina del tiempo y lo sepamos.