El sugerente título de nuestro post de hoy corresponde al no menos sugerente Relato Breve que se alzó con el Primer Premio en la categoría de 1º, 2º de Bachillerato y Ciclos Formativos del VII Certamen de Relatos Breves organizado por el Departamento de Lengua Castellana y Literatura
Covadonga Talavera Portilla es la autora de esta historia.
Nosotros nos preguntamos cómo es posible contar tantos sentimientos con tan pocas palabras.
Es la magia de los Relatos Breves y de quien los escriben.
Sostuvo la taza con ambas manos, se arrebujó en el sillón, se la acercó a los labios y mientras su nariz absorbía el olor puro del grano de café, observó cómo el marrón iba dando paso al rojizo de las hojas otoñales del roble rojo. Comenzó a sentir la savia del árbol, la alegre vida vibrante que por todas las ramas corre y en las hojas se desparrama. ¿Y si fuera una hoja? Parte de un gran cuerpo, mecida por el viento y siempre rodeada de aire puro, recién fabricado, dejándose llevar de un lado a otro, pendiendo de la rama. Y si en una noche de otoño el viento correteara, creando la melodía susurrante del tintineo de las hojas, y esa noche se desprendiera ya del árbol la feliz hoja, quedando a merced del viento para subir hasta el cambiante cielo del reciente equinoccio, o llegar a perecer a los pies del entrañable roble rojo, a formar parte del siempre horizontal suelo.
Se desvanece poco a poco el sueño, entremezclado con los últimos restos de calor de la antes humeante taza de café, que se enfría.
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