En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía era muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
«Todo el mundo te busca».
Él les responde:
«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.
Reflexión:
Hoy vemos a Jesús sanando a la suegra de Pedro. Es decir, a la madre de la mujer de Pedro. Esta escena es maravillosa, porque se ve cómo uno cuando se encuentra con Dios no nos encierra en nosotros mismos, sino que nos pone al servicio de los demás. El lema de este año es: "Eso que me implica". Ese "eso" para la suegra de Pedro es Jesús; quien hace ponerse al servicio de los demás es el encuentro con Jesús.
¿Qué te implica para el servicio de los demás?
Padrenuestro...