Del Evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.
Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo: «No llores».
Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!».
El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre.
Comentario
Una de las cosas que más impresiona de la vida de Jesús es que en varias ocasiones los evangelios nos muestran que Jesús se compadece.
Compadecerse de una persona que sufre o que tiene un problema es algo que nos hace humanos, que nos hace no ser de piedra.
Hoy la invitación es a que tú también te compadezcas de alguien, que no te quedes indiferente ante un problema y te "impliques" (como dice el lema de este año).
Padrenuestro...